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IBD y enfermedad hepática

Tipos de enfermedad hepática asociada con la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa

La enfermedad intestinal inflamatoria (EII) afecta el tracto digestivo, pero también puede afectar otras partes del cuerpo. Las personas con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa también pueden estar en riesgo de desarrollar problemas hepáticos. Algunos de los problemas hepáticos asociados con la EII son la colangitis esclerosante primaria , la hepatitis autoinmune y la cirrosis biliar primaria.

¿Qué es el hígado?

El hígado, que es el órgano más grande del cuerpo, proporciona varias funciones importantes sin las cuales el cuerpo no puede sobrevivir. El hígado elimina las impurezas y los cuerpos extraños de la sangre, produce las proteínas que ayudan a coagular la sangre y produce bilis. Cuando la enfermedad interfiere con el funcionamiento del hígado, puede causar problemas médicos importantes.

Causas de la cirrosis del hígado

En las personas con EII, la cirrosis puede ser causada por hepatitis autoinmune o cirrosis biliar primaria. La hepatitis autoinmune se asocia con un sistema inmunológico disfuncional. La cirrosis biliar primaria es una inflamación de los conductos biliares que puede impedir que la bilis salga del hígado y vaya al intestino delgado. Cuando la bilis se acumula puede causar más daño a los tejidos del hígado. La colangitis esclerosante primaria, que se asocia en gran medida con la colitis ulcerosa, también puede superponerse con la hepatitis autoinmune (a veces llamada “síndrome de superposición”).

Los síntomas de la enfermedad hepática

Una de las mayores preocupaciones sobre la enfermedad hepática es que, en sus primeras etapas, es posible que no haya ningún síntoma. Algunas personas pueden tener una enfermedad hepática y, sin embargo, no muestran signos de ella ni en sus síntomas ni a través de pruebas hepáticas. Cuando la cirrosis comienza a causar síntomas, estos pueden incluir:

  • Agotamiento
  • Fatiga
  • Pérdida de apetito
  • Náusea
  • Debilidad
  • Pérdida de peso

Complicaciones de la enfermedad hepática

En algunos casos, la enfermedad hepática se descubre por primera vez cuando comienza a causar complicaciones, como:

  • Acumulación de líquido en las piernas (edema) o el abdomen ( ascitis )
  • Hematomas excesivos y sangrado.
  • Ictericia , que es la coloración amarillenta de los ojos y la piel causada por la acumulación de bilirrubina
  • Picazón, que es causada por una acumulación de bilis en la piel
  • Cálculos biliares , que se desarrollan cuando la bilis se bloquea para entrar en la vesícula biliar
  • Acumulación de toxinas en la sangre y en el cerebro.
  • Sensibilidad a la medicación causada por la incapacidad del hígado para procesar medicamentos.
  • Hipertensión portal, que es un aumento de la presión arterial en una vena llamada vena porta.
  • Varices, que son vasos sanguíneos agrandados causados ​​por el lento flujo de sangre a través de la vena porta
  • Varias otras complicaciones, como disfunciones del sistema inmunológico, infecciones y problemas renales.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad hepática?

Algunas de las pruebas utilizadas para diagnosticar la enfermedad hepática incluyen:

  • Análisis de sangre
  • Tomografía axial computarizada (TAC)
  • Biopsia hepatica
  • Escáner hepático con un radioisótopo o un laparoscopio
  • Historial médico
  • Examen físico
  • Los síntomas
  • Ultrasonido

¿Es permanente la enfermedad hepática?

El daño hepático no es reversible, pero cuando hay una enfermedad hepática, se puede prevenir un daño mayor. Obtener el tratamiento adecuado, comer una dieta saludable y evitar las bebidas alcohólicas son importantes para detener la progresión de la enfermedad hepática. Cualquier complicación de la enfermedad hepática también debe ser tratada, para evitar daños adicionales a otros sistemas del cuerpo debido a las toxinas que se acumulan en el cerebro y la sangre. Los medicamentos también se pueden utilizar para controlar las hipertensiones y várices del portal.

¿Qué pasa con los trasplantes?

En algunos casos, el hígado se daña demasiado y se necesita un trasplante de hígado. El trasplante es de un donante, y con una tecnología mejorada, es cada vez más exitoso.

Monitoreo de la enfermedad hepática

Las personas con EII que tienen inquietudes sobre el desarrollo de una enfermedad hepática deben consultar a su gastroenterólogo sobre la frecuencia con la que deben realizarse pruebas de hígado. Algunos medicamentos también pueden estar asociados con la enfermedad hepática, y se recomienda un control regular.